Efectivamente, el único hecho predecible es la mentira organizativa en la que vive la Usal, el caos resultante se manifiesta en el hecho de que las plazas de los concursos se los lleven unas personas u otras, atendiendo no a los valores recogidos en el baremo, que para eso está, sino a las modificaciones arbitrarias introducidas por el sr. gerente.
Y sabes los peor, que la desconfianza cae en la persona que recibe la plaza, y es más que probable que sin proponérselo tenga que asumir un descredito, que solo se ha generado por la incompetencia de nuestro amigo "El Ocurrencias".